viernes, enero 15, 2010

Querría morderle el labio tan fuerte como para hacerle sangrar. Quiero verla apretar las sábanas con los nudillos blancos, quiero sus uñas clavadas en mis manos, su respiración calentándome la piel.
Pero es débil, su carne es blanda y tibia.
Si la toco se me eriza el vello de la piel. Me gustaría que fuera mia pero sin dependencia.
Sin tocarla.
Sólo rozándola. Quiero que me sienta como la espuma de la playa (a veces suave).
Las venas palpitando en la garganta, si la apretara, dejaría de latir y ya no volvería a ser ella, nunca más.
Desaparecería para siempre.
Toco dedo a dedo, pulsando mecánicamente, como si estuviera aprendiendo a tocar el piano; no son teclas, es piel, no son sonidos, es música.
No tiene porqué gustarme. No tiene porqué gustarle.
No estoy aquí para eso.
Perdí todo lo que alguna vez pude creer mio. Ya no me queda nada.
Somos libres hasta que encontremos una nueva obsesión.

No hay comentarios: