martes, octubre 23, 2012
Si pudieras, si pudieras, si pudieras, siteatrevieras, te desgarrarías. Músculo por músculo, arrancando nervios como si fueran raíces de plantas secas.
(Joder, no puede ser tan dificil, ni tan doloroso.)
Cautiva, reclusa dentro de.
Hundida al fondo de la mazmorra, en la última celda, tan cabreada que tus dedos son fuego y las uñas solo saben abrasar aún más la carne maltratada. Y qué inútil, vano, estéril, es estar enfadado con uno mismo. Qué malgasto de tiempo pasarlo mascullando fundida en una cama de metal, en otro tiempo (ya lejano) refugio, ahora castigo.
jueves, mayo 10, 2012
Quebrando el hielo
Y solo rasgar con las uñas rotas dejando huellas de caminos temporales. Pasos ya cerrados por el tiempo.
Irrealidad, ausencia y, a la postre, inevitable, la muerte.
miércoles, enero 11, 2012
"A veces, subir es un error. Pero no intentarlo siempre es un error. Si no subes, no te caerás. Eso es verdad. Pero ¿tan malo es fracasar? ¿tan dura es la caída?" [The Sandman]
Cuando su hermano se fue de casa la primera vez, recuerda que su madre le dijo algo así como que cuando somos jóvenes, parece que vamos a comernos el mundo, y no sabemos lo caníbal que este puede volverse, devorando hasta los huesos de sus propios hijos.
Y no puede dejar de pensar que ella nunca se había sentido así, dispuesta a luchar hasta por la última cucharada.
No quería pensar en sí misma, imaginándose, creyéndose, como una víctima porque lo sentía como algo completamente falto de sentido común. Que no era su culpa ser como era, como si de esa forma pudiera desquitarse de sus pecados, otorgándoles otros dueños.
Hay personas que arrastran las penas como una maleta con el asa demasiado pequeña, como si se tratara de una carga importante de la que no quieren, saben o pueden deshacerse.
domingo, diciembre 04, 2011
mi si sol re la mi
martes, noviembre 29, 2011
jueves, abril 07, 2011
Algo así, o no, o qué sé yo.
A casa.
¿A qué casa?
A una habitación que dejó de pertenecerte hace tanto tiempo que ya ni recuerdas en qué momento fue tuya. A pósters, libros y zapatillas extrañas. Invades espacio ajeno. Finges alivio de haber vuelto. El hijo pródigo.
Pero lo sabes.
Casa es donde me encuentres tú. Y qué triste es eso joder.
lunes, marzo 07, 2011
Escuchar las olas y ver las palmeras.
Estar enferma, irte a la playa en otoño con una tumbona y sentarte al sol.
Los pies enterrados en la arena húmeda, húmedos el pelo y la piel. Transpiras.
No hay nadie, o sí, pero estás sola.
Sola con tu tumbona, con el Sol y el mar. (Y ya no) se elevan los gritos con la marea, barriéndolo todo a su paso.
La vista fija en el horizonte.
Los sonidos se vuelven cada vez más graves. Voces rotas, afectadas y llenas de sal siguen moviéndose, balbucean aunque tú no entiendes lo que dicen.
Quizá sea el bramido del agua que te ensordece, puede que nadie hable, ni grite. Que no haya golpes.
Sentada con los pies húmedos y el pelo y la piel. Sin moverte.
Respiras.