domingo, enero 29, 2006

Patchwork

Hace frío húmedo, de ese que parece no querer salir del cuerpo. Y es cuando tú respiras.
Tu aliento es como neblina helada, he intentado alcanzarla con mis manos pero se diluye antes de que llegue a rozarla.

Cuando voy ebria *risas*, entonces parece que si me acerco lo suficiente podría llegar a comerme el vaho. El vaho de tu boca ¿o tu boca? (ojalá).

Sigo mirándote fijamente, los ojos negros todo abiertos, absorviendo tu tiempo.

A veces me pierdo entre un mar de palabras, te miro y no sé hablar, no puedo. Te escucho, te huelo, te siento apretar mi mano, pero no puedo salir de ahí. Me da miedo que me salga la voz chillona. ¿Qué tonteria no?

lunes, enero 16, 2006

Frou frou (el sonido de tu ropa)

Tu mano contra mi mano. Nunca nadie me había excitado sólo con eso.

miércoles, enero 11, 2006

Melancholy

Estaba en clase de yoga, haciendo algo, con los ojos cerrados. El aire salía negro de mi boca. Negro negro negro. Pero un negro de esos como el de cuando miras bajo la cama.

El miedo es de color azul cielo [profundo], consigue confianza e iluminarás las estrellas

viernes, enero 06, 2006

Morphine

Muevo las manos palpando el aire, delicadamente. Buscando los bordes del sonido para intentar hacerlo más ancho. El tic-tac de tu corazón. Quiero envolverme hasta que el aire deje de desgastar mis pulmones.

A veces no puedo hablar, boqueo como un pez monstruoso bajo la luz deformada del agua. Quiero intentarlo pero no me salen las palabras, y no sé (no puedo saber, hasta que no lo intente) si te gustaría que te mostrara las cosas de otra manera.

martes, enero 03, 2006

La puerta

Estaba sentada en la silla, en frente del ordenador. Con la puerta cerrada (siempre cerrada) y escuché otra puerta, anterior a ésta, abriéndose.

Encogida en la silla me mordía las uñas, arrancándome pedacitos blancos de piel. Incesántemente. Mientras miraba la puerta, enloquecida. Quité la música para que no me confundiera. No quedó nada más. Nada. Y aún así no pude dejar de mirar la puerta.

El ruido volvió, directamente a mi cerebro sin querer pasar por los oídos. Y volví a mirar. Y estabas allí. Tú. Inquebrantable. Frágil. Fuerte. Débil.

Siento como si tuviera un gran poder, en la punta de los dedos, allí dónde tanto se siente.