jueves, junio 24, 2010

Siempre menguante

Le miró con la cara serena, tan pálida que la luna se le reflejaba en las mejillas hundidas.

Y esa fue la última vez que la vio.

La primera en verla de verdad. Con los ojos de dentro, legañosos de pasarse más tiempo dormidos que despiertos.

Imagen difuminada en sus pupilas.

Respira.

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