viernes, junio 11, 2010

je gratte, tu grattes, il gratte...

"No quería crecer, porque los que crecen tienen que morir un día" (Hook, Peter Pan)

Estaba sentado en la silla de mármol mirando la puerta cerrada. Intentaba poner la mente en blanco, sabía que si no lo conseguía sería peor.

Pero el miedo llenaba sus venas de sangre espesa, los antebrazos con ronchas nerviosas de haberse estado rascando ¿por cuánto tiempo? ¿cuándo empezó todo?

No lo sabía. Un segundo. La eternidad.

Es lo mismo.

Él permanecía imperturbable, haciéndose la piel trizas, comido por la incertidumbre, muerto de no saber. Firme en su deseo de seguir viviendo. Pero esto no es vida, porque no cambia, lleva demasiado tiempo sin cambiar y el ciclo de estabilidad es demasiado largo y siente que no ha aprendido nada en este tiempo. Y eso es morirse poco a poco. Y lo sabe.

Humo gris entra por las ranuras de la puerta (todavía) cerrada. Y se acerca.

Estira la mano para tocarlo.

Necesita verse a sí mismo traspasándolo para poder empezar a sentir.

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